Ocurre a veces, en éste maravilloso mundo que es el del tatuaje, como en tantas otras parcelas y campos de la vida, que a veces nos sentimos engañados, estafados o quedamos insatisfechos con nuestra experiencia. Y del mismo modo, otras tantas veces podemos meter la pata y perder la oportunidad de que nos tatúe un/a gran artista por “encabezonarnos” con cosas o detalles en las que no tenemos razón o con las que no estamos de acuerdo a pesar de estar flagrantemente confundidos aún sin saberlo. De modo que si te has visto envuelto en una situación desagradable con un estudio o tatuador/a y por el motivo que sea quedaste disconforme, o alguna vez te has preguntado: “¿Dónde acaban mis derechos como cliente y dónde empiezan los del artista que va a tatuarme?”, éste artículo te interesa, porque el mundo del tatuaje es uno muy peculiar dónde el cliente no siempre tiene la razón pero a menudo también tiene derechos lícitos que desconoce...
1º - LA ELECCIÓN DEL ESTUDIO ADECUADO:
La mayoría de los ciudadanos medios solemos querer
tatuarnos en un estudio dónde nos hagan un buen trabajo y al tiempo no nos
cobren un ojo de la cara. Hasta ahí correcto, normal y comprensible. Sin
embargo, ésta es una pretensión aceptable sólo hasta cierto punto… Porque si en
esa búsqueda del precio más barato renunciamos a ciertas cosas fundamentales como son la higiene, la garantía y la calidad del trabajo, o actuamos como
cuando recorres un mercadillo callejero en busca de la oferta más competente de
cualquier producto, resulta muy sencillo meter la pata hasta el fondo y
probablemente pagar las consecuencias de una mala elección a la larga, tanto en
dinero como en salud.
Lo primero que debes escoger es un
estudio limpio (independientemente de su decoración, que no tiene que ver) y
que te inspire confianza. Incluso cribar entre unos cuantos que tengan buena
pinta. Después debes ver (o haber visto) algún(os) trabajo(s) de la persona que
va a tatuarte y tener claro que posee todos los permisos legales para tatuar
así como que la consideras capaz de realizar el diseño que tienes en mente. A
continuación tendrías que hablar (en persona) con el tatuador/a y entenderte
con él en cuanto al tatuaje (notar cierto “feeling” entre vosotros) para
ponerte en sus manos. Por último, pagar tu señal, concretar una cita, visitar
el estudio para ver el diseño previo de lo que has encargado y cerciorarte que
es lo que tenían en mente, para finalmente acudir a tatuarte en la fecha
pactada.
Obviando las medidas básicas (y
legales) de higiene (como por ejemplo, que abran delante de ti el material con
que van a trabajar sobre tu piel), si el estudio es uno de esos pisos o “trabajadores particulares” sin dar de alta en la seguridad social (entre otras cosas) que tanto abundan hoy en día, HUYE de ahí. No se te ocurra ponerte en
sus manos ni aunque te tatúen gratis… Me lo agradecerás: Conozco varios casos
de gente a la que le ha salido cara la broma.
2º - UN PRECIO JUSTO PARA TU TATUAJE:
La pregunta del millón: ¿Cuál es el
precio adecuado de un tatuaje?... Lo siento, pero no hay una respuesta
absolutamente cierta a eso. Pero sí que podemos valorar ciertos factores que
pueden ayudarnos a saber si tomamos decisiones adecuadas y aceptamos un precio
justo:
Para empezar hay que tener claro que
un tatuaje es un trabajo concreto, pero se trata de algo artístico con una gran carga de valor intangible (que no invisible) por parte del artista que lo
realiza. De manera que al igual que millones de personas en el mundo admiran la
calidad de “La Mona Lisa” de Leonardo Da Vinci, para ti esa obra puede ser “el
vago retrato de una señora rechoncha que parece que va a reírse”. Y no por ello
su reconocido y desmesurado valor económico deja de estar justificado… De modo
que lo único que tú decides (si dispones del dinero necesario) es si pagar por
ello, o no.
Pues con los tatuajes ocurre lo
mismo… Tú vas a un estudio y el tatuador/a te explica lo que cobra por lo que
tú quieres hacerte. Y en ese momento tú aceptas, declinas, o te tomas un tiempo
para pensártelo. Puedes estar más o menos de acuerdo con lo que te ofrecen y
estás en tu derecho de irte de allí con las mismas, si no te interesa. Pero
OJO, recuerda que estás en un estudio artístico (y casi siempre hablando con un artista). No estás en un mercadillo. NO REGATEES. Ten RESPETO por el artista.
Si te interesa aceptas, si no, lo dejas.
Os aseguro que un tatuador/a (un@ respetable) tiene muy claro lo que va a cobrar por su trabajo y si intentas
negociar o “regatear” para rebajar el precio, en el 99% de los casos (insisto,
en un estudio respetable) lo único que vas a conseguir es molestar al tatuador
o incluso que te mande a tomar por culo (con toda la razón del mundo).
IMPORTANTE: Es conveniente que te dejen claro un precio total (aproximado) antes de pagar la señal y concertar la cita, ya sea una suma final aproximada (con 20€ o 50€ de margen, como mucho).
Si eso no fuese posible, acordad una tarifa por hora de trabajo si realmente el
tatuador/a ignora cuánto va a tardar en hacerte tu tatuaje, ya que a veces el
tiempo necesario y número de sesiones varían dependiendo de tu resistencia al
dolor y lo largas que son las sesiones que aguantas... O del comportamiento de
tu piel ante la punción, ya que si sangras mucho a veces hay que parar de
pinchar… O de si el diseño se va complicando porque pides modificaciones sobre
la marcha con las que no contabais al principio (a veces pasa, si eres
caprichos@). Pero eso son detalles secundarios: Debes irte habiendo acordado un
precio fijo o tarifa, sí o sí.
Dado el panorama actual del tatuaje
en España, si acudes a un estudio “normal” de los varios que puedes encontrar
en tu ciudad, un precio aceptable (tirando a más barato o más caro) en un
estudio de calidad, podrían ser entre 60€ y 100€ por hora de trabajo. Aunque si
tenéis en cuenta los primeros párrafos de éste punto, tened claro que podéis
encontraros con un tatuador que bien porque no quiere hacer el tatuaje que le
pedís, o bien porque considera que su caché lo vale, puede pediros cifras (respetablemente) astronómicas que superen con mucho los parámetros medios que
os he facilitado. Y en ese caso, una vez más conviene adoptar la actitud que os
recomendaba antes: Si te parece caro o no puedes pagarlo, lárgate educadamente
sin más, pero sé respetuoso con el tatuador/a… Yo personalmente prefiero los
precios fijos y cerrados: “Tanto por tal tatuaje”, antes que un precio abierto
por horas de trabajo, ya que cada tatuador tatúa a su velocidad particular y
eso puede hacer oscilar el precio más de lo deseado. Pero éste punto ya cada
un@ a su gusto y depende del estudio...
También conviene tener en cuenta que
salvo que quieras llevar en tu piel un trabajo de un artista del tatuaje
concreto y estés dispuesto a pagar lo que te pida sin rechistar, no aceptes un
precio que te parezca abusivo sin más. El trabajo podría valerlo, o no... Pero
la única forma que tienes de saber si se trata de lo que estás buscando, es hablando
con gente del mundillo o entendida, leyendo, contrastando información y
visitando en persona algunos estudios para saber cómo está el tema. Básicamente,
INFORMÁNDOTE… Así que tampoco vayas a aceptar un precio que te parezca
“desmesurado” por la posible vergüenza que te pueda causar el haber entrado en
el estudio y haber estado hablando diez minutos con quién te atienda, que para
eso están... Porque igual que antes te decía que eso no es un mercadillo dónde
regatear, lo que sí es (o debería ser), es un negocio serio dónde tú eres el
cliente y nadie mejor que tú conoce tus posibilidades y prioridades. Si quieres
un trabajo de esa persona concreta porque crees que merece la pena, adelante…
Si piensas (o tienes conocimiento) de que otra persona puede hacer lo mismo con
las mismas garantías y medidas higiénicas pero más barato y realmente te da
igual “el autor”, te vas y tampoco pasa nada. Si te arrepientes, siempre puedes
volver de nuevo. Pero precisamente por ésto, conviene ser educad@ con todo el
mundo.
3º - CONCRETAR TU CITA
Habitualmente, cuando te has decidido
a tatuarte de verdad, a casi tod@s “nos urge” ver ese dibujo de nuestros sueños
plasmado en nuestra piel... Queremos fijar la cita para cuanto antes e incluso
puede surgir el impulso de escoger un estudio valorando como factor
determinante la prontitud con que nos dan esa cita... Pues ERROR.
Es mucho más importante tatuarte en
un estudio dónde lo hagas a gusto y en confianza (lo que os decía antes del
“feeling”) aunque te toque esperar más de lo deseado, que ponerte en manos de
cualquier otro por el simple hecho de que te da cita antes… Porque, ¿qué
queréis que os diga?, entiendo que busquéis lo mejor al precio más asequible,
pero una vez hemos dado con algo que nos gusta y nos parece aceptable, me
parece un pecado desecharlo por otra cosa que sencillamente tenemos antes: Lo
veo algo así como no esperar dos meses para acostarte con la que consideras la
persona de tu vida, a cambio de echar un polvo con otra en la que sólo valoras
que te quitará las ganas de hacer el amor, pero dos semanas antes… No sé si me
explico.
Además, un DATO IMPORTANTE es que con
los tatuadores pasa lo mismo que con los buenos restaurantes: Dónde cuesta
hacer una reserva, o la relación calidad/precio es muy buena, o algo que tiene
ese sitio que es cojonudo y gusta a much@s… No hay más. Jamás he conocido a un
buen artista del tatuaje sin una agenda bastante llena de citas.
Por último, dejar claro que tú tienes
total derecho a escoger a tu antojo el día de la semana y la hora a la que
tatuarte (dentro del horario laboral habitual del estudio). Pero es el tatuador
quién tiene derecho a escoger la fecha del día y la hora que tú escojas en
función a su agenda. Así que si te da igual y puedes adaptarte, te darán lo
antes que tengan libre. Y si quieres una cita muy concreta debido a horarios
laborales o de falta de tiempo, también te darán una cita lo antes que tengan
libre en función a tu exigencia o necesidades concretas.
4º - LA SEÑAL DE TU TATUAJE
Sí, en la mayoría de estudios te
exigen que dejes una señal económica el día que te dan fecha para la cita. Y es
lógico, ya que no sólo te reservan esa franja horaria de su jornada
arriesgándose a perder el día si no te presentases, sino que además si algo
falla por tu parte (cambio de opinión, falta de tiempo, etc…) y finalmente no
te haces el tatuaje, ellos no solo han “hipotecado” ese tiempo de su agenda,
sino que también habrían trabajado en tu diseño para nada (el dibujo, el calco,
etc…) y esa es una forma de asegurarse de que no van a trabajar para ti en
balde. Totalmente entendible, ¿no?.
Esa señal suele ser entre un 30% y un 50% del precio final de tu tatuaje o la cantidad que cobra el artista por una hora de trabajo. Y por supuesto ese dinero que adelantas es descontado (debe
ser descontado) del montante total que van a cobrarte por todo el proceso. A
grandes rasgos es un pago-fianza por adelantado que se descuenta del precio
final.
En caso de no presentarte el día de
la cita sin previo aviso, perderías el dinero de la señal, así que si algo
falla o no estás seguro de poder asistir, es mejor que avises al menos el día
antes de lo ocurrido, aunque si es antes mejor… Y por lo general, no tendrán
problema en asignarte una nueva cita en otra fecha más adelante. Jamás he
tenido ni le conozco a nadie problemas en éste aspecto.
5º - EL DIA DE TATUARSE
Cuando por fin llega el día de tu
cita y acudes al estudio, da igual si es tu primera vez o si ya lo has hecho
mil veces antes. Probablemente tu tatuador/a te guíe igualmente paso a paso
para que no tengas que preocuparte por nada más que estar cómod@ y relajad@ a
razón de que la tinta penetre como la seda y te duela lo menos posible.
Preocúpate, eso sí, de cumplir las
normas genéricas y consejos del estudio, como acudir convenientemente aseado,
haber dormido ocho horas el día anterior y esas cosas que parecen chorradas
pero que sin duda ayudan a que tu experiencia sea mucho más llevadera.
En cuanto al proceso, pregunta al
artista todo lo que dudes. RECUERDA Y VIGILA que el kit de agujas con que van a
tatuarte es abierto de su paquete precintado original y estrenado en el mismo
momento en que van a empezar con la labor. Y si en algún momento sientes algo raro, o te surge algún problema, no dudes compartirlo con el profesional que
está ahí para velar por ti mientras te tatúa.
Respecto a las cremas anestésicas,
cada estudio tiene su propia política, pero yo personalmente no me tatuaría en
ningún sitio dónde no me dejasen utilizarla si así lo deseo. Y no acepto
excusas porque algunos de los mejores y más asequibles artistas del tatuaje que
conozco, han hecho auténticas obras de arte en mi piel habiendo usado cremas
anestésicas. De hecho ya casi siempre lo hago. Tened claro que esa decisión
particular es (y debe ser) sólo tuya de forma unilateral. Si te ponen pegas,
lárgate, porque te garantizo que hay muchos otros estudios a los que les
vendrán bien tu dinero y tus preferencias en cuanto a las cremas anestésicas.
6º - EL REPASO DE TU TATUAJE
Un buen artista del tatuaje acuerda
un precio contigo (ya sea cuantía final o precio por sesión) por trabajar en tu
piel hasta dejar ese tatuaje como ha pactado contigo. Como le llevaste en tu
dibujo. O como te dijo que quedaría. O como ambos acordasteis... Tal cual.
¿Qué quiero decir con eso? Pues que
aunque en éste punto no suele haber problemas si el estudio es serio y el
artista un profesional respetable: En el precio acordado va incluido el repaso
(o repasos) necesarios hasta que el resultado final de tu tatuaje sea lo
pactado.
Normalmente si el artista es bueno, tú curas tu tatuaje siguiendo a rajatabla sus instrucciones sin hacer ninguna
de las cosas que siempre advierten como contraproducentes y tu piel se comporta
de una manera “normal”, probablemente ni siquiera necesites un repaso. Pero si
a pesar de todo eso, por algún motivo referente a tu piel y a su comportamiento en cuanto a la tinta, el resultado final no es el deseado, en el 90% de los
estudios que conozco personalmente, no te pondrán pega en repasarlo ni en hacer
algunos “retoques justificados” de manera gratuita… Incluso si la curación que te haces no es perfecta pero sí responsable, normalmente tampoco habrá problema
en que te lo repasen sin coste alguno.
Ahora, OJO, porque ese repaso (o
repasos) incluido(s) en el precio, están supeditados a ciertas condiciones
lógicas que igualmente advertiré por si acaso: No puedes pretender pasar de tu
tatuaje y no curarlo adecuadamente, ni rascarte la costra durante la curación
(aunque pique mucho), ni irte a bañar en el rio o en el mar diez días después
de haberte tatuado y luego ir a que tu tatuador lo arregle con un repaso. Porque
esas cosas nocivas durante la curación se notan, amig@s. Y si habéis hecho algo
de eso, lo más normal del mundo es que os manden a cagar, con toda la razón del
mundo. Y creedme que lo sabrán: Se dedican a ello todos los días...
Del mismo modo, tampoco se puede
pretender que un tatuador repase de forma gratuita un tatuaje que te realizó
hace uno o dos años y ha perdido color o se ha difuminado por el sol u otros
factores normales.
Así que básicamente no dejéis que os
timen cobrándoos por un repaso (necesario) que debe ir incluido en el precio,
ni tampoco seáis tan capullos o caraduras de pretender que ellos paguen con más
trabajo vuestra dejadez o una irresponsabilidad en la curación. Seamos personas
serias y adultas, si me queréis entender…
7º - CÓMO DIFERENCIAR A UN "CARADURA" DE UN BUEN PROFESIONAL
Como siempre digo, tened cuidado de
dónde os tatuáis, pero más en concreto por quién os dejáis tatuar… El mundo del
tatuaje tiene (como todos los ámbitos laborales), una malgama de profesionales
encomiables que sin duda son capaces de hacer realidad tu tatuaje soñado,
auténticos artistas, como llevo diciendo en toda la entrada… Pero también abunda el típico “caradura” o “espabilao” que por su forma de ser, por sus métodos,
por sus tácticas de captación, o por su escasa dignidad profesional, resulta
ser un imbécil, un gilipollas y si nos dejamos, un aprovechado.
¿Cómo reconocer a éstos especímenes?.
En el fondo es bastante sencillo… Si tú haces bien tu trabajo o si tu producto
es bueno, normalmente no necesitas embaucar ni convencer a nadie, sencillamente
trabajas y “vendes” casi sin querer con otros trabajos como garantía y tarjeta
de presentación. Sin embargo yo he tenido alguna mala experiencia concreta con
gente del sector que por unas y otras cosas me gustaría haber evitado… Y
creedme que todos estaban cortados por un patrón parecido.
1º - Generalmente un tatuador
recomendable escucha mucho al cliente en un primer momento, para calibrarle,
para hacerse una idea del trabajo, para comprender lo que le van a pedir...
PERO si quien te atiende parece un/a “monologuista” más interesado en decirte
lo que tiene en mente hacer que en entender qué es lo que tú quieres, MALO, así
que vete a otro sitio.
2º - La mayoría de los buenos tatuadores
son capaces de diseñar y tatuar casi cualquier cosa que les pidas, dentro de
unos márgenes coherentemente posibles. Te dirán, por ejemplo, lo más pequeña
que se atreven a tatuar una cosa o lo más grande que están dispuestos a hacerla.
O si no acceden a tatuarte una parte concreta de tu cuerpo: Lo que sea, pero de
forma directa, clara y concisa. Sin miedo a que te vayas a otro estudio. Porque
sencillamente van a hacerlo lo mejor que saben y si eso no te vale, no les
importa que te busques otro tatuador… PERO si a pesar de decirte que no son
capaces de hacer lo que tú pides y ofrecerte alguna alternativa similar sin que
te convenza, siguen insistiendo con miles de fórmulas diferentes para que te
tatúes allí a pesar de todo, o no te dan unas razones entendibles para desechar
tu idea inicial, CHUNGO, así que vete a otro sitio.
3º - Normalmente un buen profesional
del mundillo, te da un precio exacto para tu proyecto tras ver tu boceto o
después de unos cuantos minutos de explicación por tu parte. Si cobra por
sesiones, como poco te hará un cálculo aproximado y relativamente fijo sobre
las horas que va a tardar en realizar tu diseño… PERO si esa persona empieza a “marear
la perdiz” almidonando el tema “de que es un artista y que eso se ve sobre la
marcha, por lo cual (supuestamente) no puede darte una cifra”, JODIDO, así que vete
a otro sitio.
4º - Un/a tatuador/a respetable te
asesora sobre el diseño, sobre la parte del cuerpo dónde hacerlo, o te aconseja
sobre aspectos relativos al mismo si no tienes claro algún punto concreto, ya
que probablemente posee un criterio más desarrollado que el tuyo en cuanto a
tatuajes. Incluso podría darte el pequeño empujón que necesitas en tu diseño
para empezar… PERO si por un casual quien te atiende pretende imponer su criterio o gustos sobre los tuyos, se molesta porque no aceptas sus
sugerencias, o sientes que te está “coaccionando” a algo, más allá de las
normas generales del estudio, NO LO DUDES y vete a otro sitio.
Y es que a veces parece una tontería,
pero “conectar”, “el buen rollo”, o el “feeling” (como yo lo llamo), en cuanto
a la persona que va a tatuarnos es muy importante a la hora de escoger un estudio
y un artista del tatuaje.
Y no creáis que no se nota o que es
algo difícil de percibir… Si nadie de confianza os recomienda un sitio o
tatuador/a concreto que os guste tras conocerlos en persona, visitad unos
cuantos estudios y hablad cara a cara con sus dirigentes... Veréis como para vosotros
no será lo mismo uno que otro y enseguida notaréis de lo que os hablo. No
falla.
Personalmente tengo mis propioscriterios y aunque suelo tatuarme en Virgin Skin (mi estudio habitual) he
probado en varios y conozco de primera mano otros tantos. De hecho podéis
consultar mi opinión en otras entradas de éste blog si lo deseáis… Así que no
olvidéis vuestros derechos, respetad los del estudio o artista, pero sobre todo
hacerle caso a vuestra intuición, amig@s.